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La Sabiduría de Lo Santo, es la sabiduría de lo verdadero, aquella que integra a todos los conceptos en una paz interna. El sistema de la sabiduría de lo Santo consiste en: la unidad de lo oculto con lo descubierto, lo integral y lo específico, la ciencia de lo Santo y de lo profano, como un fundamento y cruce a la iluminación de los enigmas y como atención esencial a
La sabiduría eficiente de lo Santo. [1] La sabiduría de la Torá es más elevada que cualquier otra sabiduría, debido a que transforma la voluntad y el carácter anímico de los que la estudian, de manera tal que los acerca a aquella elevación en la cual ella misma se concreta; lo que no es así en las sabidurías universales, a pesar que ellas describen temas trascendentales, armoniosos y nobles no poseen aquella característica dinámica que permite atraer al ser humano que las estudia a su valor íntimo. Ciertamente no existe relación ninguna [entre las sabidurías universales] con el resto de las fuerzas y de la realidad del hombre, fuera de su poder científico únicamente.
El motivo de este fenómeno radica en que todo tema relacionado con lo Santo proviene de la fuente vital de la vida, del fundamento de la misma que da existencia al todo. Existe en la fuerza del contenido de lo Santo la posibilidad de dar existencia a múltiples seres creados en proyección infinita, "plantar la tierra y ponerlos fundamentos al cielo", por ende cuanto más imprimir una nueva forma sobresaliente sobre el alma del pensador. Todas las ciencias de lo Profano no poseen esta fuerza, ya que éstas no renuevan ni crean nuevos seres a partir de ellas mismas, sino que ellas dibujan y representan frente a una visión intelectual aquello que existe en la realidad, por lo tanto no logran hacer del pensador un ser renovado, extraerlo de la realidad de sus malas características y ubicarlo en la situación de una nueva realidad, pura y viva con luces de vida verdadera, la cual permanecerá para siempre.
La comprensión de lo Santo proviene del manantial de la vida. [2] El conocimiento del mundo y de la realidad, que proviene de lo Profano, no penetra lo verdadero incluso en medida mínima en comparación con el conocimiento profundo del mundo y del ser que proviene de lo Santo. Ya que la esencia de la realidad y del ser absoluto del todo existe en tanto proviene de la revelación divina, como expansión de la vida y del ser a partir de la fuente de la vida y del ser. Todo aquello que se revela como mundo y vivencia no es sino una sombra débil en relación al ser puro e inmenso que se encuentra en la fuente divina. Por lo tanto, todo el bagaje científico del hombre se elevará con la sublimidad de su magnífica grandeza solamente cuando se vuelva parte del tesoro y del contenido de la fuente de su propia existencia, es decir la comprensión de Dios y de su poder, el conocimiento del todo a partir de la fuente del todo.
Entonces se encausará toda magnificencia, ya que sólo entonces, cuando la última cima de la ciencia se revele, la relación para con lo científico se revalorará dentro de su propia naturaleza. Mientras el mundo se revele solamente por medio de sombras obscuras, que son aproximaciones a su real conocimiento, fruto de su policromía aislada y de su conocimiento meramente externo, el mundo se considerará como no existente, en comparación con la adquisición científica absoluta, es decir la comprensión de Dios, que se manifiesta por medio de la comprensión del mundo en tanto acto de Dios, que a El están dirigidos nuestros ojos a lo largo de toda nuestra vida. Esto es todo lo humano, todo lo real, todo lo conocido y lo sabido.
Todo esfuerzo mundano y toda elevación de sus niveles están dirigidos solamente para que venga una suprema iluminación del conocimiento científico y revele en forma abundante la fuente de su existencia. Todo lo ético tanto general como particular, todo mejoramiento de la conducta humana vital, la conducta en lo justo y en lo correcto ya sea en los particulares como en la sociedad toda, depende y tiende a llegar al nivel de su integridad, por medio de la verificación del conocimiento en sus mismas fuentes, este conocimiento crece en la misma medida que se descubre la majestuosidad de la luz vital que radica en la fuente de lo Santo, esplendor de la verdad, luz divina, capaz de realizarlo todo.
La bondad de la sabiduría de lo Santo. [3] La sabiduría de lo Santo, en su pureza y en su esencia, cuando se revela en el mundo, revive el todo. Esta no hostiliza a ninguna ciencia, ni a ningún tipo de cúspide, fortaleza o majestuosidad, simplemente corona el todo con anhelos de justicia, con bondad y humildad. Todos los anhelos por lo justo en cualquier ámbito del universo, especialmente en lo humano, encuentran por medio de ella su verdadera antesala, y por su intermedio logran concretar sus acciones en la práctica y en la vida.
Toda las óptimas concentraciones, integradas por los enigmas de lo Santo, en la Torá, en los rezos y en los preceptos, todo junto según sus respectivos detalles, son sendas para develar por su intermedio aquella suprema iluminación de la sabiduría de lo Santo, para traer la manifestación de la Santidad al universo, así satisface la voluntad de todo ser vivo tanto en su vida momentánea como eterna.
La verdad asustada por el todo. [4] Cuanto más sublime sea la verdad más simple es, y más necesaria para el todo. La estrechez del corazón humano es proclive a tratar de seccionar la verdad en partes, a reducirla. El hombre suele asustarse frente a su grandeza y piensa que reduciéndola será más popular. Más cercana a cada ser humano, no obstante esto sólo la dificulta e impide del todo que obtenga aquello que le es tan necesario.
La verdad última, la verdad divina se asusta fuertemente del todo; pero precisamente por toda su veracidad, por la cima de su luminosidad, por el conjunto todo de su exactitud, por ello es apropiada para el todo, para todo ser humano, para todo ser creado, para todo ser eficiente.
El conocimiento electivo y voluntario del ser humano se ubica en el centro de si mismo, estando obligado - después del gran esfuerzo realizado en seccionar la verdad, estrecharla, para reducirla y hacerla apta para el grueso del público - a retornar a su grandeza y pureza. Así sabrá cada ser creado que Tú eres su Creador y entenderá todo ser formado que Tú eres su Formador, entonces proclamará todo ser vivo: "Dios, el Dios de Israel, es rey y su reinado es mayor que cualquier soberanía"
Felices nosotros, cuán buena es nuestra parte, ya que para retornar la verdad sublime y simple al mundo, en la cual la vida de toda alma depende, y en la cual está entrelazada la renovación de la suprema luminosidad de todo el universo, fuimos escogidos. Tenemos esta capacidad en nuestro ser particular y general, en la descripción de nuestra historia, en la naturaleza de nuestra vida, en la mixtura de nuestra tierra, en el alma de nuestros patriarcas. A aquellos escogidos y nobles que habitan la tierra, toda mi admiración para con ellos; yo planté un viñedo: todo él es una simiente verdadera.
El llamado a la contemplación [anagogía] [5] Cuando llega el ser humano particular, así como su generación, a una situación tal que su manifestación espiritual ha sido llamada ya a la acción, entonces, es imposible para él satisfacer su profunda sed cognitiva con cualquier contenido limitado, a no ser que aquel contenido lo transporte a un contenido más amplio y libre, en el cual sienta la cima magnífica que se radica en la raíz de la inclinación de su alma a partir de la fuente de su vida. De tal modo los enigmas del universo, los enigmas de la Torá, la contemplación de Dios, se transforman en exigencias generacionales.
La obstinación que causa encontrar en el marco de lo manifiesto toda la satisfacción espiritual debilita la fuerza, dispersa los espíritus, y lleva el ferviente deseo hasta un lugar en el cual encontrará vacío y frustración y con un corazón decepcionado volverá nuevamente a buscar una senda.
A esto son llamados los "valientes", aquellos corazones que la luminosidad divina es todo el contenido de sus vidas. Incluso en el caso que se hayan quebrado y golpeado de tanta desilusión, incluso que se desvanezcan de la poca fe en ellos mismos, incluso que estén agotados por combates contra las multitudes, que marchan seguras hacia el espíritu al cual sus ojos despiertos los elevan conforme a su entendimiento, no dejarán de endulzar ni dejarán de animarse; así como el estandarte de los enigmas de la Torá y el escudo del entendimiento y de la fe preclara e interior, también el rescate universal ya sea para Israel como para el hombre, para los cuerpos y para las almas, por siempre y para siempre, de grandes y pequeños, de ancianos y jóvenes está en sus manos. Si nosotros hablamos y la mudez nos ataca, si logramos expresarnos y los conceptos se hunden en nuestro silencio, por no poder liberar el concepto, buscar las palabras, no por esto hemos de asustarnos ni de retirarnos de nuestro anhelo establecido. La dificultad de la expresión no puede detener la fuerza de detener la corriente de los sublimes anhelos, en la cual el mensaje de Dios se manifestará, en la cual la palabra que reúna a los errados será dicha y anuncie la paz a los combatientes del pueblo. El Creador del habla anuncia la paz a los que están lejos y a los que están cerca, así dice Dios y los rehabilita. El iluminar de la creación física [Maasé BeReshit] y de la conducción metafísica [Maasé Merkabá]. [6] Cuando la investigación científica se desarrolla y encuentra deducciones exactas dentro de todos los hechos del caos, cuando todos los movimientos, que existen y que devinieron en diferentes mundos antes de su formación definitiva, son tan apropiados para la construcción final en su completitud, de tal modo que la sabiduría del la creación física avanza a ser cada vez más una sabiduría manifiesta, que se enseña al público y que proporciona sustento a muchos espíritus.
Según la valorización de la preparación mencionada, donde el universo se auto condiciona para enfrentar los secretos de la sabiduría desplegada en la creación física, avanzan también las ideas de la sabiduría desplegada en la creación espiritual, ambas limitan con la vida y con la realidad. Las verdades divinas, cuyo sello es la verdad suprema, que fluye siempre de la energía interior de los verdaderos sabios del universo, y que es la iluminación de Israel en tanto una totalidad, que desea constantemente que la verdad suprema y absoluta venza en el universo que actúa sobre todas las sendas de la vida con fortaleza, avanzan a convertirse en conceptos de igual comprensión para todo hombre, hasta que ya resulta imposible explicar la fe en sentido estrecho a las personas comunes, sino que debe ser comunicada según la amplitud propuesta por los enigmas supremos, aquellos que se encuentran en la cima de la comprensión universal.
Las aberturas de los portales de la creación física son precisamente los factores propios de la abertura de los portales de la conducción espiritual. Esta es una luminosidad suprema que adapta a los sentidos y a las voluntades, a los conocimientos y a los sentimientos, para alcanzar en lo más profundo de la firme ideidad la fuente de la vida íntegra y eterna; hasta que esta vida avance con la energía de lo Santo que hay en ella y venza por completo a la muerte, entonces lo bueno endulzará íntegramente todo lo malo.
La visión intelectual espiritual suprema, del mismo modo que integralaza la voluntad humana, y sutiliza el vínculo social, también despierta los sentidos materiales y espirituales de modo tal que se comunican con la realidad en si, y la riqueza y la delicia, la belleza y la eternidad propias se manifiestan delante de ella. La vida que reside en el cuerpo deviene más amplia, pura, santa y sutil, y la vida que reside fuera del cuerpo y sobre él, alumbra constantemente con todo su esplendor.
La espiritualidad se eleva en el mundo y en el hombre, en cada momento de la vida. La erudición suprema adquiere en su conocimiento el vacío de la elevación, ella se sutiliza de tanto brillo y sutiliza al universo entero. Cuando la espiritualidad se perfecciona según su propio ritmo y desea como consecuencia de tanta sutileza y satisfacción traspasar sus fuerzas a un lugar de mayor energía, todo el medio ambiente se adapta a esto y el eco de la voz de la satisfacción resuena de un punto a otro del orbe.
Frente a este bien, desde esta perspectiva, aquello que la sabiduría vivencial de los hombres simples denomina "muerte" es precisamente lo cual el universo espera. La decisión de marchar tras la iluminación de la verdad suprema es lo que trae al universo a esta situación de fortalecimiento.
La vida social con todo su sistema de enmiendas, la libertad intelectual y la libertad sensitiva en su vasta expansión, la fortaleza del espíritu junto con la energía del cuerpo, todos ellos juntos se entrelazarán en anhelos eternos, que sólo ellos podrán mantenerse para siempre en momentos de dificultad.
Sólo ideales sublimes, cuya emanación proviene de la fuente mayor de la vida suprema, devolverán al universo y a todo lo que conlleva, a todas las almas oprimidas y vacías, a todos aquellos que se sientan en la bajeza y en la ruindad constantemente, a ellos devolverán la fortaleza de sus propias vidas, el rayo de su permanencia y eternidad. La paz eterna y la belleza de los espíritus humanos, volverá y se revelará, con energía sublime, superior a toda sílaba y a todo concepto limitado. El pensamiento enigmático integral. [7] La filosofía no se ocupa sino de una parte conocida del mundo espiritual, por su propia naturaleza está desconectada de aquello que está fuera de sus límites, es por ello que se constituye como una disciplina disgregada con una disgregación esencial. La capacidad de comprender cómo todas las opiniones, las sensaciones y las tendencias desde de las ínfimas hasta las más grandes están unidas unas con las otras, y cómo actúan unas sobre las otras, cómo mundos separados se organizan juntos, esto no tiene posibilidad de conceptuar. Por esta causa ha de permanecer siempre como una lógica aristocrática destinada a algunos hombres especiales.
Una ventaja evidente tiene el pensamiento tradicional, cuya naturaleza es penetrar dentro de todos los abismos de todos los pensamientos, de todas las sensaciones y de todas las tendencias, de todos los anhelos y de todos los universos, desde el principio al fin. Este reconoce la unidad que existe en todo ente, en su materialidad y en su espiritualidad, en su grandeza y en su pequeñez, siendo este reconocimiento ciertamente interno. Debido a esto no existe para él no grande y no pequeño, todo es importante y todo es valorado actualmente, no existe movimiento perdido ni imaginación nula.
Por el contrario, no hay fin para la superación, no hay sabiduría ni comprensión que se limiten dentro de este pensamiento y que no se comunique con una iluminación más grande que la actual, que resulta verse frente a ella como una vaga sombra. E incluso la corona suprema, la iluminación prístina, diáfana, es opaca frente a la causa de todas las causas, siendo en su presencia todas las luces se obscurecen.
Dentro de esta ventaja enigmática, en la unidad de todos los pensamientos y de todas las chispas espirituales que contiene, sólo ella es capaz de constituirse como una guía integral.
De tal modo solamente el enigma es el alma de la fe, el alma de la Torá, y de la savia de su vida vive todo lo revelado, todo lo limitado, todo lo pensado por la lógica y todo lo hecho por actividades.
La unidad penetrante del enigma incluye todas las creaciones, todas las condiciones del pensamiento y del sentimiento, todos los estilos de poesía y de retórica, todas las tendencias vitales, todos los anhelos y todas las esperanzas, todos los objetivos y todos los ideales, desde lo profundo de sus raíces hasta la cúspide de sus alturas. La savia vital de lo más alto de la causa divina, que sólo el esplendor de la profecía y de las visiones prístinas, el brillo del primer hombre, y la iluminación suprema pueden revelar, de manera fluida e integral, en todo pensamiento lógico y en todo movimiento espiritual.
Solamente una comunicación profunda y suprema puede dividir los senderos, qué pensar en un principio y que al final, qué tipo de esquema no se incluye en lo unitario por su bajeza, y qué esquema es el óptimo a causa de su grandeza. Y delante del Único, ¿qué has de relatar?
[8] No hay comprensión ni sabiduría en el mundo, dentro del universo de ideas del ser humano, que no sea consecuencia de inadvertencias y errores. Los diferentes niveles de errores y de visiones de mundo obscuras y contradictorias que se presentan delante de la comprensión humana y de su aparición, son diferentes unos de otros. En la esencialidad de los detalles conocidos actúan aquellas sombras que en niveles pequeños inducen al error, y que en situaciones distintas se acrecientan. Todo lo que aleje el sistema de pensamiento de un tipo de conocimiento de otro, así crecerá la sombra que se despliega junto a la claridez que también ella es un factor de generalización. Estos conceptos son más evidentes en lo relativo a una sabiduría con respecto a la otra, así cuanto más se especialice una persona en un campo del saber y profundice en él, tanto más crecerá e espectro de sombra que desplegado por esto sobre la superficie de otras sabidurías y conocimientos específicos. Si estas comprensiones se contradicen unos a otros en su carácter interno, en la fuerza espiritual que los fundamenta y que los comunica con aquel que los busca e investiga, serán estas sombras de mayor espesor y obnuvilidad, e incluso a veces faltos de veracidad, trayendo contradicción y contrariedad de gravedad suma. Cuanto más si provienen de la expresión de la visión de mundo externa del ser humano, obtenida como fruto de estadísticas mundanas y experienciales, aquellas que fluyen del manantial interno de la comprensión del corazón, y de la construcción del espíritu en su esencialidad, cuya naturaleza las pone en contradicción, y presenta obstáculos cada una en la senda de la otra.
Ciertamente sólo en el bagaje del intelecto supremo, el esplendor anímico en su fundamento, presenta una luminosidad que conmueve a aquellas sombras, hasta la posibilidad y hasta los valores de lo Santo y lo puro que se encuentran en el ser humano, a través de esto se enmiendan los defectos que toda comprensión imputa a otra. No existe concordancia plena en el contenido de todas estas comprensiones con la fuente de la sabiduría, el entendimiento perfecto, con el Creador. El apegamiento íntimo con lo divino, que es la base de todas las opiniones, es lo que cura aquellas llagas y aquellas heridas que provocamos, siendo eso mismo lo que se denomina la "paz". Del mismo modo como una compresión atribuye oscuridad a otra y necesita para alcanzar el objetivo de la unidad armónica ayuda de una dimensión superior, del manantial donde las ideas comprensibles llegan a ser, antes incluso que se constituyan en unidades específicas; así también los contenidos éticos se contradicen los unos a los otros, cada uno construye su universo de manera amplia y radical, no tomando en cuenta en absoluto aquella idea universal ni las demandas de los diferentes contenidos. Únicamente de aquel manantial universal superior, de la fuente que constituye el justo del mundo, la cima de toda justicia, de allí provienen las bendiciones, siendo el receptáculo que las contiene a todas la paz. Siendo la paz la reunión de todas las demandas éticas que se encuentran en el corazón del hombre, que incluyen todos los entes sociales y que unifican todas las realidades. Cuanto más crezca la contradicción entre comprensión y comprensión, y entre un sistema ético con el otro, así ha de crecer el tejido hasta la profundidad de la paz entre ellos. De esta forma serán estos sistemas apropiados para transformarse en asiento de la originalidad suprema, extrayéndola de la redención con sed compungida. Como aguas frías para un alma fatigada, una buena nueva que proviene de tierra lejanas, su nombre: consejero maravilloso, padre eterno, ministro de paz.
[9] Debido a la fuerza de recepción que posee el ser humano, un conocimiento contradice a otro, un sentimiento a otro, un concepto a otro. Sin embargo un conocimiento fortalece a otro, un sentimiento a otro y un concepto a otro. Cuanto más se eleva la persona su medios se amplían hasta que encuentra por si mismo el enorme contenido de la paz interior, y la verificación de los conocimientos, los sentimientos y los conceptos que son diferentes unos de otros. Este proceso se extiende hasta llegar a lo más profundo de lo profundo, hasta un punto donde la contradicción es más aguda e intensa, hasta la ira vigorosa de lo Santo. Debido al conocer interior, que se amplía y se extiende en toda la altura espiritual del ser humano, se transforma en paz que penetra se introduce y desciende hasta el abismo, incluyendo el propio abismo. La senda por la cual se asciende hasta este supremo nivel, se comienza en el momento que el ser humano se encuentra en una situación desventajosa por el golpe de la contradicción, también allí existen dos senderos, uno superior al otro. Existe la realidad en que un conocimiento contradice a otro, la niega por completo, hasta que el conocimiento contradecido por la fuerza del conocimiento adquirido es considerado como no formando parte de la realidad, y como si toda su existencia no fuera sino un total vacío. Existe además que a través de la contradicción de un conocimiento con otro se concentran síntesis de conocimientos contradecidos e ingresan dentro del conocimiento adquirido y apreciado. Entonces, a pesar que desde el punto de vista del medio parece que el ser humano niega y contradice el conocimiento contrario, en verdad desde el punto de vista de la luz interior lo construye y lo adquiere para si mismo. Así el proceso se desarrolla también en los sentimientos y en los conceptos, hasta que debido a la profundidad de la extracción concentrada, que el conocimiento adquirido extrae del conocimiento contrario rechazado, se amplía el conocer como un todo, transformándose esta situación en una cima de envergadura, que es el punto más profundo de la paz. Todo conocimiento, sentimiento y concepto se presentan, por ende, como un todo orgánico, una unidad perfeccionada, donde cada parte completa a otra, no habiendo brecha ni mengua en sus circunstancias.
Feliz el pueblo que es así, feliz el pueblo cuyo D-os es D-os, feliz el pueblo que sabe comprender al Soberano del universo, al rey a quien pertenece la paz, y de tanto placer y amor canta la canción de amistad, de cariño y cercanía, el cantar de los cantares de Shlomó. La importancia de la confrontación de opiniones. [10] Existen opiniones que a causa de la naturaleza misma del ser humano suelen conllevar a resultados nocivos, a pesar que en si mimas puedan ser útiles y verdaderas. Se presenta en la naturaleza del espíritu humano una cierta tendencia a luchar por su supervivencia, oponerse a esas opiniones para que no lo dañen en alguna de sus derivaciones que se expanden. La contienda se alarga hasta que le proporciona al hombre una valentía muchísimo más elevada desde su manantial espiritual, entonces el llega a captar que su posición no debe temer en absoluto del desarrollo de opiniones contra las cuales combate. La fuerza interior que fortalece su espíritu le es proporcionada por la propia contienda; por lo tanto el hombre tal llega a encariñarse muchísimo con el valor mismo de tal contienda. Por ende, será una gran desilusión si sabe que no luchó lo suficiente en contra de aquellas opiniones que lo dañaron entonces, siendo que después puede introducirse en ellas con una valentía vital y recibirlas a pesar que las combatió cuando se expandieron. No obstante, así como el hombre se eleva, también se elevan junto con él sus conceptos espirituales, y aquellas opiniones a pesar que se presentan como contendientes, realmente no lo san tal. Solamente en las expresiones exteriores son parecidas unas a otras, pero en si las observamos en su valor interior son diferentes las unas a las otras, como la diferencia existente entre lo santo y lo profano, entre la luz y la oscuridad.
Lo que fue desplazado entonces, descubre el hombre que lo desplazó correctamente, siendo que aquellas opiniones que acerca después de haber sido elevadas las ha acercado correctamente. Precisamente las opiniones desplazadas que vuelven y se presentan, en ellas descubrimos un rocío vital, vigoroso y santo. La importancia de los contrarios. [11] Todos los conceptos que se contradicen en las opiniones, toda aquella nulidad que a veces se presenta de entre un sistema para con otro, los contrarios estos aumentan muchísimo en tanto que las opiniones ocupan mayor lugar en el espíritu humano, para aquel que las observa de manera íntima se contemplan como la descripción de una distancia local entre plantaciones, que sirve para beneficiar su vitalidad y para satisfacer la absorción requerida, para que cada uno pueda desarrollarse por completo y que las virtudes de cada una sean extraídas con todos sus detalles, todo lo cual la cercanía hubiera estropeado. La unidad coincidente proviene sólo a partir de esta distancia, "comienza con separación y termina conectado" La realidad de los pensamientos diversos. [12] Los pensamientos diversos no se contradicen unos a otros en la realidad, no son sino una manifestación unitaria, que se muestra como brotes diferentes. Ciertamente como los cuerpos producen sombra, e impiden el paso de la luz, y de este modo eclipsan los focos de luz, así las sombras espirituales impiden el resplandor luminoso de aquellas secciones que les son paralelos. Las sombras estas son los resultados de la imaginación, que no fue por completo iluminada por los rayos del entendimiento, o son las reacciones, es decir el sentimiento reacciona por la gran cantidad de ideas que sabe como conectarlas, ante el cambio enérgico de este nuevo fenómeno, que es casi imperceptible. Todos estos conceptos ingresan dentro del principio de no temer de las señales astronómicas, ya que de ellas sólo los pueblos mundo tendrán miedo, los pueblos del mundo temerán e Israel no, ya que ellos están relacionados con la vida eterna, con la luz infinita, con el manantial de todo, con la unicidad de la paz, que frente al la realidad del Único, que se alza por sobre toda bendición y alabanza, ellos están presentes para siempre. Bramarán y serán potentes sus aguas, rugirán las colinas con soberbia, un río correntoso alegrará a la ciudad de Dios, el santuario, residencia suprema; Dios de las Legiones está con nosotros, por sobre nosotros el Dios de Yaakob para siempre. La base de todos los pensamientos. [13] Todos los pensamientos lógicos están correlacionas entre si. Incluso aquellos que no los reconocemos sino como un mero destello tenue de logicidad, cuando excavemos profundamente tras sus raíces encontraremos cómo en realmente se desprenden de un manantial lógico. Así es simplemente la característica del pensamiento. Por ende sabemos nosotros que no hay en lo absoluto ningún pensamiento demás en el mundo, no existe concepto que no tenga un origen, ya que todos provienen del manantial de la sabiduría. Si se presentan pensamientos de crítica o de vacuidad, esta crítica y esta vacuidad son sólo expresión de su estilo externo, no obstante cuando descendemos a su interioridad encontraremos bases vitales, ya que la sabiduría es el manantial de la vida. Cada ser humano tiene plenos los depósitos de sus pensamientos de abundante vida suprema, que en un futuro han de purificarse y de permanecer vitales y magníficas, para el momento que el universo sea enmendado. Cuanto más la persona se eleve, cuanto más su pertenencia sea mayor para con los contenidos internos de la existencia y de la vida, ciertamente el recibe de todo pensamiento, ya sea del suyo propio o de otros, el núcleo eterno, lógico, óptimo, que fluye del manantial de la sabiduría, por medio de ellos el ser humano se eleva y éstos se elevan con él. "¿Quién es denominado sabio? Aquel que aprende de todo hombre" sin rechazar nada. Así no cabe asombrarse que aquellos piadosos, de corazón recto, en realidad no tienen no oscuridad ni tinieblas frente a ellos, ellos recogen de toda realidad y de todo contenido, cercano o distante, lo óptimo y lo vivificante, lo santo que hay en el ser y lo acercan al manantial de lo Santo, como próximo está en verdad. Unicidad de todo en la base de lo Santo. Por lo tanto, podemos entender que cualquier dificultad en la captación de algunos pensamientos, y en la selección en tanto forma perfectiva e idónea, también en los pensamientos manifiestamente óptimos, ya sean propios ya sean de otros, que han sido adquiridos oralmente, o a partir de la observación del universo, ocurre porque no ha sido descubierto en ellos su base fructificante. Este principio del universo depende de la manifestación del manantial de la formación total de los pensamientos, la base de la sabiduría, la labor de la lógica con toda su fuerza renovadora. Por lo tanto, esta es la labor de profundización de todos aquellos de corazón recto, extender en todo pensamiento el hilo de su logicidad originaria, el hilo vital, el hito de su propia verdad y entonces retornará al hito de su propia vida y resucitará a sus dueños. |
viernes, 29 de agosto de 2008
shuva: חכמה jojmáh
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