domingo, 11 de enero de 2009

shuva: La Tefila de Ribí Shimhon bar Iojai

La Tefila de Ribí Shimhon bar Iojai
de yesid conde - Sunday, 11 de January de 2009, 19:43
 

La Tefila de Ribí Shimhon bar Iojai

 

Está escrito en el Talmud (Sotá 17): "Ish Veishá Shezajú Shejiná Benehem", o sea, que la unión de la pareja hace que Di-s deposite su Divinidad en ese lugar. El hogar se convierte así en una fuente de Kedusha gracias a esa base de amor, respeto mutuo y, por sobre todo, a la tolerancia necesaria para poder convivir.

 

El Midrash (Shir Hashirim Raba 1) comenta sobre un matrimonio que luego de vivir diez años sin poder tener hijos, se presentó delante de Rabí Shimhon Bar Iojai para divorciarse. El Rab les dijo: "De la misma manera que se casaron haciendo una fiesta, deben hacer otra fiesta para divorciarse". Escucharon su consejo, y en la fiesta que hicieron, el marido le dijo a su esposa: "Todo objeto lindo que encuentres en la casa puedes llevarlo contigo". ¿Qué hizo la mujer? Después de que su marido se emborrachó y se quedó dormido, les dijo a sus sirvientes que lo llevaran con la cama misma a la casa de los padres de ella. Al despertarse, el hombre preguntó qué estaba haciendo en ese lugar. Su señora le explicó: "Hice lo que tú me dijiste, no existe nada más preciado para mí que poder tenerte a mi lado". Fueron de Rabí Shimhon Bar Iojai nuevamente para explicarle que era imposible para ellos separarse. El Rab hizo Tefilá por ellos para que pudieran tener hijos y finalmente el milagro se produjo: tuvieron muchos hijos que colmaron de felicidad ese hogar.

 

Nuestros Sabios preguntan: "¿Por qué Rabí Shimhon Bar Iojai no hizo Tefilá para que pudieran tener hijos desde un principio en lugar de decirles que se separaran haciendo la fiesta? La respuesta a esta pregunta es la base de la enseñanza que queremos transmitir: la solución de los problemas de un hogar se encuentra sólo cuando la pareja demuestra previamente unión y cariño. Sólo en ese momento podía hacer efecto la Tefilá de Rabí Shimhon Bar Iojai. El mensaje para nuestra vida es claro: ante las dificultades que se presenten, debemos estrechar los vínculos de amor y compañerismo en nuestros hogares para que así nuestras Tefilot sean escuchadas.

 

La Guemará, en Iomá 9, comenta que el primer Bet Hamikdash se destruyó porque se cometían tres tipos de pecados: idolatría, adulterio y asesinatos. En cambio, en el segundo Bet Hamikdash, el pueblo estudiaba Torá y cumplía preceptos, pero existía el odio injustificado que motivó la destrucción. Los Jajamim apuntan al centro del problema. No nos hablan de ejércitos poderosos, tampoco de estrategias de guerra ni de armamentos especiales. Nos comentan pequeños sucesos como aquél en donde, por un error una persona llamada Bar Kamsá, concurrió a una fiesta creyendo que el anfitrión lo había invitado. Lejos de ser así -ya que ambos eran enemigos- lo que había sucedido era que el emisario se había equivocado y debía haber invitado a otra persona llamada Kamsá. En el transcurso de la fiesta, Bar Kamsá fue echado por el dueño de la casa y no hubo argumentos valederos para evitar que fuera avergonzado delante de todos. Bar Kamsá, enfurecido porque nadie había salido en su defensa, se presentó delante del César con el argumento de que los judíos se habían rebelado a su reinado y le sugirió que -para comprobarlo- enviara un animal para ver si lo ofrecían como sacrificio en el Bet Hamikdash o no lo hacían. En el camino, Bar Kamsá hizo un defecto en el labio del animal y por eso no pudo ser ofrecido. En consecuencia, el César decidió atacar y destruir Ierushalaim. Después de tres años de sitio consiguió su propósito. En este suceso, que comienza con algo que parece intrascendente, se encuentra la clave de la destrucción del pasado y el destierro del presente. El Jesed (la ayuda al prójimo) y la unión son puntos centrales del pueblo de Israel para que pueda construirse nuevamente el Bet Hamikdash. El Satán lo sabe aún mejor que nosotros e intenta separarnos: matrimonios en conflicto; discusiones entre padres e hijos, hermanos, barrios, sefaradim y ashkenazim, etc. Creemos equivocadamente que somos los dueños de la verdad absoluta por lo que podemos discutir y pelear contra todos, olvidándonos que los demás quizás piensan lo mismo. No lloramos hoy por las piedras del Bet Hamikdash que se destruyeron, sino por el veneno que provocó esa caída que perdura hasta nuestros días: el egoísmo que no nos permite razonar.

 

Si recordamos por qué el rey David eligió el lugar en donde levantó el Bet Hamikdash, corroboraremos estos conceptos. Dos hermanos habían recibido un campo de herencia de su padre y en él trabajaban. Uno de ellos se había casado y tenía hijos, mientras que el otro permanecía soltero. Como todos los años, al finalizar la cosecha la repartían en partes iguales y cada uno de ellos veía el momento apto para comercializarla. Una noche, el hermano soltero no podía dormir. Un pensamiento no le dejaba conciliar el sueño, daba vueltas en la cama y se preguntaba: "¿Cómo es posible? Soy soltero, mis gastos son mínimos. En cambio, mi hermano tiene esposa e hijos a los que alimentar, vestir y educar. ¿Es correcto que dividamos la cosecha en partes iguales? ¡No! ¡De ninguna forma!". En ese momento, una idea cruzó por su mente e iluminó su rostro: "Sacaré de mi granero parte de mi cosecha y la pondré en el granero de mi hermano". En la oscuridad de la noche, silenciosamente se levantó y llevó su idea a cabo.

 

Al día siguiente cuando comenzaron las tareas habituales del campo, se fijó en su granero y no se notaba ninguna diferencia. Todo estaba igual. La cantidad de trigo era idéntica a la de siempre. ¿Qué había sucedido? El hermano casado tampoco había podido dormir preocupado por la situación de su hermano: "¿Cómo podrá casarse? Tendrá muchos gastos y no podrá afrontarlos. Lo ayudaré sin que se entere y así no pasará vergüenza. Durante la noche, le llevaré parte de mi cosecha". Dos noches seguidas, lo que cada uno sacaba de lo suyo, era reintegrado al día siguiente. La tercera noche cuando cada uno de ellos se dirigía al granero de su hermano, se encontraron en el camino. Allí se dieron cuenta de que uno pensaba en el otro. El lugar en donde se abrazaron fue elegido por el rey David para construir el Bet Hamikdash. De esta forma, el cariño fraternal y el Jesed serán las columnas sobre las que posará la Shejiná en la tierra.

 

La conclusión inmediata que surge de todos estos conceptos y retomando nuestro tema, es que el odio entre marido y mujer provoca que Di-s no pueda depositar su Shejiná en ese hogar. Se trata del mismo motivo por el que Hashem debió alejar su Divinidad del Bet Hamikdash: el odio que existía entre hermanos.

 

Se cuenta sobre el Sadik Ribí Rafael Mibarshid Z"L, que en el día 9 de Ab, en donde recordamos la destrucción del Bet Hamikdash, se dirigió a hacer Shalom a la casa de una pareja. Cuando le preguntaron sus alumnos: "¿No lo puede dejar para mañana?". El Rab les contestó: "El Bet Hamikdash se destruyó por el odio gratuito. Nada más adecuado que en este mismo día nos ocupemos de solucionar el motivo de la destrucción y traer paz y amor, para tener el Zejut de ver en nuestros días la construcción del tercer Bet Hamikdash". ¿Qué es lo que falta para verlo construido? La esencia del lugar del Bet Hamikdash. El cariño profundo hacia cada uno de nuestros hermanos. Cuanto más cerca estamos del final, más se generan divisiones inútiles. El Ieser Hará crea discusiones sin sentido que provocan una brecha en el pueblo judío que trae más sufrimientos. Desde este pequeño lugar del universo, deseamos y rogamos al Todopoderoso que nos facilite el camino de la Teshubá, que todos reconozcamos a Di-s y cumplamos con los preceptos de la Torá. Que las palabras del profeta Hoshea que hizo grabar el Jajam Iaacob Mizrahi Z"L en el frente de nuestro querido Templo Or Torá sean realidad en nuestros días: "Levántate pueblo de Israel, porque ha llegado la Santidad de Di-s y el esplendor del Todopoderoso está contigo". Pronto en nuestros días. Amén.

 

Este estudio lo tome del libro llamado¨y seran un solo cuerpo¨ ,por el rab, Rafael Freue Shelita,en su comentario la vision de la torá sobre el matrimonio 

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